La llamada «época dorada» de Hollywood comenzó a mediados de los años 30, gracias, en parte a la imposición del Código Hays que se instauró desde la Oficina de Administración del Código regida por Joseph I. Breen, un católico que impuso con mano dura los límites a los que las películas podían llegar. Pero el código, irónicamente, proporciona un amplio márgen de beneficios al nuevo medio.